Carrión de los Condes (Palencia)
Cien doncellas

Cien doncellas

La leyenda se sitúa en el siglo VIII durante la dominación árabe.
El rey Mauregato (783-789), hijo bastardo de Alfonso I el Católico probablemente con una cautiva musulmana, se alió con Abderramán I emir de Córdoba, para conspirar contra Alfonso II y usurparle el trono poco después. Las crónicas posteriores le culpan del Tributo de las Cien Doncellas vírgenes (cincuenta nobles y cincuenta plebeyas) que, como agradecimiento a su colaboración, debía entregarle cada año, cosa que hizo durante los cinco años y medio que duró su reinado. De estas cien doncellas, correspondían cuatro a Carrión de los Condes.
Ramiro I decidió acabar con tal pesadilla y declaró la guerra. La batalla tuvo lugar en Clavijo, a 15 km. de Pamplona. Cuando las huestes cristianas estaban casi vencidas, apareció el Apóstol Santiago montado sobre un caballo blanco y decidió la batalla a favor de los cristianos que eliminaron el deshonroso tributo.

Aunque hay autores que no dan credibilidad al relato, hay indudables muestras de su veracidad en la fachada de la iglesia, hoy llamada Santa María del Camino. En el arco de la puerta principal están talladas en piedra las doncellas y los toros, sin duda en recuerdo de dicho suceso, mantenido por tradición oral durante más de trescientos años (siglos IX-XII), así como cuatro capiteles en forma de cabeza de toro. Además, en la misma iglesia se conserva un cuadro sobre tabla del siglo XVII que ilustra el suceso y lleva una inscripción que lo relata. La inscripción de la iglesia comienza así: “En tiempo del Rey Miramamolín le fue tributario del Rey Mauregato de cuatro doncellas que tocaban a esta Villa y llegando al sitio con los moros que las llevaban, se encomendaron a esta imagen de la Virgen para que las librase de su cautiverio, lo que fue Dios servido por medio de cuatro toros que se aparecieron, pues acometiendo furiosos a los moros, les quitaron las doncellas y mataron la mayor parte de ellos, quedando las doncellas solas y los toros en su guarda, hasta que los vecinos las recogieron. Con el milagro quedaron las doncellas libres y esta villa exenta de tal tributo y sucedió por las pascuas del Espíritu Santo y en estos días hay dos procesiones y sermón desde el año 826. El sermón, llamado de doncellas y toros, todavía tenía lugar en el siglo XVIII, pues lo cita expresamente Antonio Ponz en su Viaje de España (1791).”
Parece que en aquel lugar había una modesta ermita con una imagen muy antigua de Nuestra Señora, llamada del Parral por una gran parra que había en la puerta. Cuando las doncellas iban a ser entregadas a los moros, al pasar por delante de la ermita volvieron la vista a la imagen y se encomendaron a la Virgen para que las librase de su destino, cosa que sucedió por mediación de los cuatro toros.

Tanto la tradición como los historiadores dan por cierto que la construcción de la iglesia de Santa María se comenzó a principios del siglo IX, reinando Alfonso II el Casto, sobre los restos de una capilla bizantina. Al principio se llamó Santa María de la Victoria por el milagro relatado, y luego se llamó Santa María del Camino porque a su lado pasaban los peregrinos que iban a Santiago de Compostela. En años sucesivos, se estableció en la localidad la tradición de celebrar corridas de toros en la plaza de la iglesia y ofrecer los cueros a la Virgen, costumbre que se ha mantenido durante muchos siglos hasta los años 50 del siglo XX.
PARTICULARIDADES:
En la portada de la iglesia de Santa María se puede ver una representación figurada de las doncellas y los toros esculpido en piedra.
Época: Finales del siglo VIII

42°20'14.26"N 4°36'06.105"W
42.33729456776662, -4.60169584086895