Zaragoza

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Las bombas que cayeron sobre el Pilar
Poco después de las dos y media de la noche del 3 de agosto de 1936, un avión descargó tres bombas sobre el Pilar, dos de las cuales penetraron en el templo, dañando la pintura de Goya frente a la Santa Capilla, sin estallar. La tercera, también defectuosa, se clavó en el pavimento de la plaza. Los tres artefactos impactaron con violencia -uno de ellos quedó partido- y ninguno hizo explosión (hoy aparecen colgadas dentro de la basílica.
¿Milagro o Conspiración?
Pensarás que ocurrió poco más que un milagro y no explotaran. La verdad es que ese tipo de explosivos necesitan más de 200 metros para activar la espoleta y se produzca la explosión, en cambio, el avión que las lanzó volaba a unos 150 metros del suelo. Bueno, eso se cree. No son pocas las personas que piensan que fue una estrategia de la Iglesia para ganar adeptos, ¿en plena guerra civil?, (si hubieran calculado mal, menudo desastre).

Zaragoza, la única ciudad del mundo con dos catedrales:
Varias ciudades españolas cuentan con dos catedrales. Se trata de edificios construidos en épocas diferentes y que por ello reciben los nombres de la “catedral vieja” y la “catedral nueva”. El ejemplo más conocido es Salamanca.
También Zaragoza tiene dos catedrales, pero su caso es diferente. Normalmente se habla de la “Catedral de la Seo” y de la “Basílica del Pilar”. Son muchos los que se sorprenden al saber que el Pilar es también catedral, una situación que tiene una larga historia que se resumen en un hecho: hay dos catedrales y un solo cabildo. Además, el primer nombre es incorrecto, porque es redundante: “seo”, en la Corona de Aragón, es sinónimo de catedral y hace referencia a que es la “sede” del obispo. Por lo mismo, se puede hablar de la Seo de Huesca, de Barcelona… y La Seo de Urgel, ciudad de Lérida. El nombre correcto es “Catedral del Salvador” o “la Seo”. Por cierto, en documentos de siglos pasados aparecen menciones al cabildo o a la catedral “del Asseo”, no “de la Seo”, lo cual resulta chocante para nosotros por motivos obvios. Y por haber hubo hasta una “tercera catedral”: este nombre se dio a la Insigne Iglesia Parroquial de San Pablo, por su riqueza artística y el esplendor de su culto.
El gobierno y culto de las catedrales y colegiatas corre a cago de un cabildo de canónigos. En Zaragoza se implantan a partir de la Reconquista de la ciudad en 1118. La mezquita principal de Saraqusta fue consagrada como catedral y dedicada al Salvador. En 1121 se crea el cabildo de canónigos. Se les llama “canónigos regulares”, no porque su conducta dejase que desear, sino porque seguían la regla de San Agustín, desde 1160 hasta 1604. Durante la dominación musulmana los cristianos pudieron celebrar su culto en dos iglesias: Santa María la Mayor y las Santas Masas (Santa Engracia). Aquella –conocida como Santa María del Pilar a partir de 1299- se convirtió en colegiata de canónigos regulares.
Desde el siglo XIII fueron frecuentes las disputas entre ambos cabildos por cuestiones de ceremonial, honores, etc. Santa María la Mayor (El Pilar) aducía ser el primer templo mariano, mientras que los canónigos de La Seo replicaban con el derecho de estar ubicada en su templo la cátedra episcopal.
Estos pleitos obligaron a suspender procesiones como las del Corpus y a mediar en los enfrentamientos a los arzobispos zaragozanos, a quienes los canónigos del Pilar negaron en ocasiones el derecho a ejercer su visita pastoral. La situación se complicó en el siglo XVII, haciendo valer cada parte sus derechos ante la Santa Sede, hasta tal punto que Clemente X promulgó, como ejemplo de decisión salomónica, la Bula de Unión (1676), que “unía las dos iglesias del Salvador y del Pilar, haciéndolas una sola Iglesia Metropolitana, y un Cabildo. Bula verdaderamente prudente, que puso en perfecta armonía a sus respetables componentes, extinguiéndose así las contiendas que perseveraban constantes más de cinco siglos” (José Blasco Ijazo). Desde entonces, con bula In apostolicae dignitatis (11-II-1676) el Pilar es catedral.
¿Tiene vigencia esta Bula?: Sí. El Cabildo Metropolitano de Zaragoza está constituido por un solo cabildo con dos residencias (La Seo y el Pilar), que se intercambian el 1 de abril de cada año. El emblema capitular está compuesto, después de la unión, por la superposición del Agnus Dei (emblema de La Seo) sobre la Columna (emblema del Pilar). Además, el arzobispo de Zaragoza en su toma de posesión hace promesa de observar dicha Bula.

41°39'23.09"N 0°52'42.08"W
41.656413, -0.878355

La casa duende.
Hubo en Zaragoza un inmueble que, en la primera mitad de siglo, llegó a oídos de toda Europa. En septiembre de 1934, localizados en la cocina de uno de los pisos de la que después sería llamada ¿Casa Duende?, se escucharon siniestras risas, voces y chillidos de procedencia inexplicable. Éstas parecían provenir del fogón y, avisada la policía, se inició la investigación, -la primera oficial en España- de un fenómeno paranormal que llegó a tener a la ciudad en vilo. Al poco tiempo la noticia de las misteriosas voces se difundió por Europa, mientras eran acusadas de provocar estos sonidos personas cuya inocencia era posteriormente probada. De estas personas, la acusación más firme se ejerció contra la criada de la casa, argumentando su habilidad como ventrílocua, pero también de ella se demostró con el tiempo su inocencia.
Inquilinos posteriores mantienen haber seguido oyendo las misteriosas voces y, aunque nunca se esclarecieron los hechos, en 1977 el edificio fue derribado. El nuevo bloque que construyeron en su lugar se llama en la actualidad Edificio Duende.
Este hecho todavía no ha tenido una explicación racional. La noticia se hizo tanto eco que, medios como la BBC británica, The Washington Post o las cámaras de la Movietone-FOX, se presentaron en Zaragoza para cubrir la noticia.

41°38'23.663"N 0°53'13.722"W
41.639906294114475, -0.8871451865310949

Pozo de San Lázaro
El pozo de San Lázaro, situado entre la primera y la segunda arcada del Puente de Piedra de Zaragoza, en la margen izquierda. Se trata de una sima de alrededor de 15 metros de profundidad en el cauce del Ebro, cuya historia está plagada de sucesos trágicos que incluyen decenas de muertes. Sin duda, las más recordadas son las diez víctimas del autobús con 52 pasajeros que perdió el control y cayó desde el puente al río el 19 de diciembre de 1971.
Perecieron nueve viajeros (cinco de ellas niños de entre 9 meses y 13 años) y el chófer del vehículo siniestrado. Dada la fuerte corriente con la que bajaba el Ebro aquellos días, solo pudo rescatarse el cuerpo sin vida del conductor. Las demás víctimas nunca fueron encontradas.
El autobús de emigrantes, la mayoría españoles que trabajaban en Suiza y que volvían a España para pasar la Navidad en familia, cayó en una zona del lecho del río de no mucha profundidad, cerca del pozo de San Lázaro. El autocar se llevó en su caída varios metros de la valla del Puente de Piedra. Así, el costado derecho del vehículo, que hacía el recorrido entre Barcelona y Badajoz, quedó flotando en diagonal en dirección a la corriente.
Operación de rescate: Apenas medio metro sobresalía del agua, pero fue suficiente para que los supervivientes pudieran agarrarse o quedarse encima, a la espera de ser rescatados. Salieron del autobús como pudieron: por las ventanillas o por las salidas de emergencia previstas. El agua, según recuerdan las crónicas de esos días, estaba helada.
El rescate duró unas dos horas, hasta que se sacaron del Ebro a los 42 supervivientes, la mayoría con heridas leves, gracias a la colaboración de bomberos, miembros del regimiento de Pontoneros, sanitarios y el inestimable apoyo de miles de zaragozanos que, tras enterarse del suceso, se acercaron a echar una mano.
Con solo dos lanchas disponibles, los bomberos fueron rescatando a todos los pasajeros que estaban de pie sobre el autocar. La corriente era tan fuerte que, al llegar a la orilla, tenían que pedir la ayuda de sus compañeros y los ciudadanos, para que tiraran de la cuerda para acercar la lancha. Decían que había que evitar que el autobús cayera al pozo de San Lázaro: se sumergiría y el número de muertos sería mayor.
Eran más de las tres de la madrugada cuando se concluyó el rescate. La típica niebla zaragozana había dificultado todavía más la labor de los bomberos y aumentado la sensación de frío. Los supervivientes salieron del agua congelados, pero la mayoría, pasaron la noche en el hospital y luego fueron dados de alta. Pasado el drama más fuerte, quedaba recuperar el autobús, que permanecía flotando.
Un día después, aún con más expectación ciudadana, los bomberos instalaron en el puente una grúa de grandes dimensiones para sacarlo con una sirga. El objetivo: llevarlo a la margen izquierda. La operación fue un rotundo fracaso y se desconoce con exactitud por qué se partió la sirga que lo sacaba. Se hundió en el pozo de San Lázaro sin dejar rastro.
La fosa se tragó el bus y la leyenda se reavivó con más fuerza que nunca. Acostumbrados a escuchar cada pocos años que alguien había desaparecido nadando en sus aguas, muchos creyeron que los desaparecidos habían sido succionados por el pozo.
El que se aventura a nadar por sus aguas, nunca regresa.

41°39'28.9"N 0°52'28.0"W
41.658021, -0.874442